quinta-feira, 5 de março de 2009

AUTO RETRATO

Soy Edilio de Mesquita, nací en Salvador en el 1985. Así, tengo veintitrés años. Tengo una vida muy sencilla: soy joven, estudiante, trabajador, hijo de padre y madre.
Me dedico a las lenguas con el fin de, quizás, ir a otro país y allí quedarme trabajando, viajando y ganando la vida de manera muy distinta de esa que tengo ahora. Me gusta viajar. Me fui a varias ciudades y hasta conozco a algunos sitios afuera de Brasil. Bien, de eso puedo decir que fue una experiencia muy rica conocer a otras manifestaciones culturales muy distintas de la mía y saber que estando allá necesitas adecuarse a los modos de vivir de las personas que están contigo. No es difícil. Te acostumbras.
A mí me gusta realizar desafíos. Son momentos en que puedes evaluarte e preguntar: “¿Lo qué quiero para mi vida? ¿Estoy haciendo lo correcto?” Pues así, ¿qué puedo decir? Peleé con varios espermatozoides para llegar aquí. Crecí de manera no muy fácil. ¡Dura es la vida! A veces, vida de perro. Estudié, ingresé en las universidades, estoy al borde de salir. Arreglé mis maletas y me fui al extranjero solo como un loco! Volví. Viví. Seguro, haré una vez más. Viviré para eso.
¿Que puedo decir de mí? Creo que no hay nada más a decir.

SOBRE LOS PERROS - Julio Camba

El Ayuntamiento de Madrid me ha enviado una hoja con cinco casillas para que yo las llene exponiendo todas las características de mi perro: “nombre”, “raza”, “sexo”, “color” y “señas particulares” y “uso a que se halla destinado”. ¿Uso a que se halla destinado?
- ¡Ah, vamos! – exclamé, después de pensarlo detenidamente. El Ayuntamiento
quiere saber el oficio de mi perro, la profesión que ejerce.
Hay, en efecto, perros sumamente profesionales. Los hay cazadores, los hay que están colocados de guardas y hasta no faltan quienes se dedican a policías. El mío no es policía, ni guarda, ni cazador, y en la casilla donde dice “uso a que se halla destinado” he escrito, sencillamente, “a perro”. Sí, señores concejales. Yo tengo un perro que ha destinado a perro. Acaso ello lo sorprenda a ustedes; pero si reflexionan un poco, verán que la cosa no puede ser más sencilla. Cuando llaman a la puerta, mi perro se echa indefectiblemente a ladrar, no porque ni él ni yo temamos que el visitante sea un enemigo, sino porque, si no ladrase, parecería que no cumplía en la debida forma su misión de perro. Ladra para hacer de perro, y yo le impongo silencio para hacer de amo. A veces, deliberada o indeliberadamente, yo le dejo ladrar, y entonces él me mira con una mirada de reproche, como diciéndome que si yo no sé hacer de amo, no vale la pena de que él ponga tanta escrupulosidad en hacer de perro.
Mi perro ladra, me salta al cuello, me lame las manos y se echa a mis pies, lo mismo que un perro. Se dedica a perro y de eso vive. Si en vez de ser un perro fuese un hombre o una máquina, aunque hiciese exactamente las mismas cosas que hace ahora, yo no hubiera dado nunca ni cinco céntimos por él; pero es un perro y esto, que les hace ganar el pan a muchos hombres, ¿cómo no va a hacerles ganar el hueso a los perros?
Desgraciadamente, mi perro, que en cuanto ve un farol se acerca a él y del modo más ostensible manifiesta allí todo el desdén que le inspira nuestro Ayuntamiento, no ha tenido nunca cédula y se encuentra en falta con los arbitrios municipales. “¿Para qué voy a pagarles yo un impuesto a los hombres? – piensa probablemente. ¿Acaso hay hombres que les paguen algún impuesto a los perros?”. Pero estas ideas son ideas casi bolcheviques, ideas de perro sin casa, sin colocación y sin posición social, y mi perro es u perro burgués, que cuando sale a la calle en el invierno luciendo su magnífico gabán de lana inglesa, es capaz de llamar a un perro policía para que ponga fin al asedio de que le hacen objetos los perros vagabundos. Indudablemente, mi perro se resignará a pagar su contribución de perro. Y si no se resigna - ¡qué remedio! – yo la pagaré por él...

Extraído de: URIZ, Francisco J. Cosas que pasan.
Madrid: Edelsa, 1994. pp. 48,49.

El cuento de Julio Camba ofrece todos los elementos de la narrativa para una sencilla análisis.
Los acontecimientos se desarrollan en una secuencia lógica. No es un relato largo y los acontecimientos son contados de manera condensada, ocultando quizás los hechos menos significativos para la comprensión de la narrativa pero, logra contarla de manera muy clara. El autor esclarece el tema de la narración con el título “Sobre los perros” y en el planteamiento: “El Ayuntamiento en Madrid me ha enviado una hoja con cinco casillas para que yo las llene exponiendo todas las características de mi perro: [...]”, usando el recurso anacrónico tipo analepsis al cual narra hechos pasados y para ello utiliza el tiempo presente con valor histórico como marcador temporal, “El Ayuntamiento quiere saber el oficio de mi perro, la profesión que ejerce”, además del pretérito perfecto compuesto para indicar cercanía con la zona temporal del narrador del texto “[...] y en la casilla donde dice ‘uso a que se halla destinado’ he escrito sencillamente ‘a perro’” y algunos verbos en el pretérito indefinido para señalar que la acción todavía no ha terminado adentro de aquella zona temporal.
Es una narración en primera persona donde el narrador también es personaje a la vez de la historia y narra algo que ha ocurrido a él y a su perro, los personajes de la narrativa. El tiempo es interno a la narrativa y éste parece no ser muy largo. La narración se desarrolla con el “dueño del perro” creyendo ser una broma la idea del Ayuntamiento en rellenar una ficha para de ahí pagar contribución. El clímax es lo que piensa el perro sobre los impuestos y sobre los hombres, según su amo, y el cierre es donde el dueño decide pagar la contribución.

LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS

La narrativa de Manuel Rivas cuenta la historia de un niño llamado por su apodo que tiene su primera experiencia en la escuela y su encantamiento por ella. Gorrión empezó en su infancia a ir a la escuela y aguardaba ansioso para ver la lengua de la mariposa a través de un microscopio que vendría de Madrid. En cuanto esperaba con sus compañeros y su maestro, Gorrión aprendía día a día con su maestro y dividía sus experiencias con su padre, Don Gregório un sastre y su madre. El plan de hondo de la historia es un período donde hubo manifestaciones en contra a la Republica, y muchos de los “rebeldes” fueron reprimidos y encarcelados. De entre ellos está el maestro de Gorrión.

El narrador es el propio Gorrión y lo hace de manera a volver en el tiempo contando a su historia de infancia; él es el protagonista de la narrativa. Además de él, hay los personajes secundarios, su madre, padre, maestro y los extras para componer la historia. Es una narrativa cronológica pues hay un orden en la historia de manera que el desarrollo es lógico y comprensible. La temporalidad sigue la anacronía tipo analepsis donde ocurre el llamado flash-back de los hechos, alternado entre espacios interiores y exteriores.

El clímax del cuento es cuando los rebeldes son llevados a la cárcel y Gorrión es incitado a vocear en contra a los rebeldes por su madre. Los verbos empleados están en pretérito imperfecto utilizado frecuentemente para las narraciones.

LA PASAJERA DE PRIMERA CLASE - Análisis de la narrativa

El texto “La pasajera de primera clase” de Adolfo Bioy Casares narra la historia de una pasajera avanzada en años que viaja en primera clase en un barco y, invitada con el capitán de la embarcación, almuerza con unos en un puerto de una “ciudad tropical” y cuenta los sucesos que pasan en esta embarcación. El relato no es muy condensado entretanto presenta datos significados de algunos hechos ocurridos en el viaje entre los pasajeros de primera y segunda clase. Hay en el inicio del relato una aclaración de los hechos, una introducción de la historia con el fin de situar el lector en la historia, de manera lineal. La narrativa de Casares es presentada por un narrador observador que sabe todo lo que pasó en la historia y ahora la relata para el lector, usando los tiempos de pretérito imperfecto al inicio para expresar que los hechos no se han terminado y no hay plazo para ésto pero cuando la pasajera toma la voz, utiliza el presente pero éste tiene valor histórico con el fin de situar la narración en un tiempo pretérito. El personaje principal es la pasajera que no es nombrada en la narración pero es la que aclara los hechos y los personajes secundarios que forman parte de la idea del relato para constituirlo. Es un tiempo externo, donde el narrador fornece elementos históricos para situar la narrativa en el tiempo; se parece a un sitio muy distinto de la ciudad moderna: “En aquella ciudad tropical, modesto emporio al que llegaban ocasionales compradores enviados por compañías tabacaleras, la vida se deslizaba monótonamente.” El clímax es el momento en que la pasajera narra los ocurridos con pasajeros de primera clase que son atrapados por los de segunda: “[...] le juro, señor, que esos muchachos lo agarran sin mayores miramientos, lo llevan al puente o promenade y lo arrojan por la borda a la negra inmensidad del mar, [...]” La pasajera concluye diciendo que aunque lo pase todo, no deja de viajar en primera clase.

ODE TRIUNFAL


Álvaro de Campos es un de los tres heterónimos del poeta portugués Fernando Pessoa, que integró la manifestación Modernista en Portugal en el siglo XX. Campos es un poeta modernista, futurista y cubista y sigue la temática de las sensaciones, una mezcla de los movimientos de vanguardia de la época. Su producción se caracteriza por el empleo de versos libres, de ritmos explosivos y lenguaje coloquial expresando la vida urbana e industrial.

En Ode Triunfal Álvaro de Campus parece que está presagiando el futuro de la civilización de manera muy grandiosa y para eso, recure a los que hicieron en algún momento de la historia lo mismo:

Porque o presente é todo o passado e todo o futuro
E há Platão e Virgílio dentro das máquinas e das luzes eléctricas
Só porque houve outrora e foram humanos Virgílio e Platão,
E pedaços do Alexandre Magno do século talvez cinquenta,
Átomos que hão-de ir ter febre para o cérebro do Ésquilo do século cem,
Andam por estas correias de transmissão e por estes êmbolos e por estes volantes,
Rugindo, rangendo, ciciando, estrugindo, ferreando,
Fazendo-me um acesso de carícias ao corpo numa só carícia à alma.

(Campus, estrofe III)

Campos expresa toda la agonía de la ciudad, de la modernidad enunciada y desea a la vez ser como una maquina:

Ah, poder exprimir-me todo como um motor se exprime!
Ser completo como uma máquina!
Poder ir na vida triunfante como um automóvel último-modelo!
Poder ao menos penetrar-me fisicamente de tudo isto,
Rasgar-me todo, abrir-me completamente, tornar-me passento
A todos os perfumes de óleos e calores e carvões
Desta flora estupenda, negra, artificial e insaciável!

(Estrofa IV)

El poema es una mezcla de colores, imágenes, ideas y extasíe de la civilización. Campus describe la población y sus confusos gestos en medio a la ciudad:

Horas europeias, produtoras, entaladas
Entre maquinismos e afazeres úteis!
Grandes cidades paradas nos cafés,
Nos cafés - oásis de inutilidades ruidosas
Onde se cristalizam e se precipitam
Os rumores e os gestos do Útil
E as rodas, e as rodas-dentadas e as chumaceiras do Progressivo!
Nova Minerva sem-alma dos cais e das gares!
Novos entusiasmos de estatura do Momento!

(Estrofa VI)

El poeta explota las onomatopeyas en algunos trozos del poema le dando una mayor sensación de movimiento, confusión y agitación:

Eia! eia! eia!
Eia electricidade, nervos doentes da Matéria!
Eia telegrafia-sem-fios, simpatia metálica do Inconsciente!
Eia túneis, eia canais, Panamá, Kiel, Suez!
Eia todo o passado dentro do presente!
Eia todo o futuro já dentro de nós! eia!
Eia! eia! eia!
Frutos de ferro e útil da árvore-fábrica cosmopolita!
Eia! eia! eia! eia-hô-ô-ô!
Nem sei que existo para dentro. Giro, rodeio, engenho-me.
Engatam-me em todos os comboios.
Içam-me em todos os cais.
Giro dentro das hélices de todos os navios.
Eia! eia-hô! eia!
Eia! sou o calor mecânico e a electricidade!

(estrofa XXVIII)

Las exclamaciones posiblemente expresan el encantamiento del poeta futurista delante del futuro que ya estaba cerca. La Ode triunfal es la expresión de la dualidad del hombre delante de los cambios de una sociedad en la Revolución Industrial.